El comedor es un rincón especial de la casa. Ahí pasan cosas simples y memorables: desayunos apurados, sobremesas largas, tareas escolares, charlas que se estiran sin darnos cuenta. Por eso, elegir las sillas de comedor no es solamente una decisión estética: es pensar en cómo vivimos, cómo nos movemos y cómo queremos sentirnos en ese espacio.

La idea de esta guía es acompañarte en ese proceso, ayudarte a mirar detalles que suelen pasar desapercibidos y mostrarte, de manera clara, qué aporta cada uno de los modelos de sillas de comedor según tus necesidades.
Antes de enamorarte de un diseño, conviene mirar el espacio con ojos prácticos. Medir un poco ahora evita muchas incomodidades después.
La altura del asiento suele rondar entre 45 y 50 cm.
Cada silla necesita alrededor de 60 cm para que la persona pueda sentarse y moverse sin chocar con la de al lado.

Si el comedor es chico, procurá que al correr la silla siga habiendo paso libre.
Son detalles simples, pero marcan la diferencia entre un comedor cómodo y uno que siempre “falta un poco de lugar”.
Una silla puede ser hermosa, pero si no invita a quedarse, pierde sentido. Probala si podés, y fijate en sensaciones muy concretas:
El respaldo debería acompañar la postura y no empujarla hacia adelante.
El asiento no tiene que ser ni tablita ni almohadón demasiado blando.
Si tiene apoyabrazos, asegurate de que no limiten los movimientos.

Si tu comedor también funciona como lugar de trabajo, estudio o reunión familiar, elegí algo que soporte varias horas sin cansar.
Acá empiezan las diferencias más fuertes. El material define la durabilidad, el estilo y el mantenimiento.
La madera maciza siempre aporta calidez y presencia.
Los tapizados suman suavidad, color y sensación de hogar.
Las estructuras metálicas dan un toque moderno y liviano.
Conviene que el acabado sea bueno: un buen sellado, una buena laca y un ensamblado sólido hacen que la silla dure años.

Los materiales cuentan la historia del mueble, pero también la de tu casa: cómo vivís, cómo lo usás, cómo querés que envejezca.
Las sillas influyen muchísimo en cómo “respira” el comedor. Pueden suavizar, contrastar o reforzar la estética que ya tenés.
Ambientes minimalistas piden líneas limpias y colores neutros.
Espacios cálidos dialogan bien con maderas de veta marcada.
Una mesa robusta queda muy bien con sillas tapizadas.
Una mesa moderna puede ganar vida con sillas de madera.

Lo importante es que el conjunto tenga un sentido, que al entrar sientas que “todo encaja”.
Una buena silla es una compañera de años. Por eso vale la pena pensar un poquito a futuro:
¿Soporta uso diario sin aflojarse?
¿El tapizado se limpia fácil?
¿La madera está bien protegida contra humedad y manchas?
¿Los materiales tienen cierto nivel de responsabilidad y origen claro?

No se trata de volverse técnico, sino de apostar a algo que realmente te acompañe.
Hay sillas para todos los presupuestos. Una regla simple: buscá equilibrio. No hace falta lo más caro, pero lo demasiado barato suele durar poco. Una buena silla se amortiza en comodidad, estabilidad y años de uso sin dramas.
Mesa y sillas tienen que “charlar” entre sí.
Las alturas deben funcionar juntas.
Las patas no deberían chocar.
Los materiales no tienen que competir, sino complementarse.
El estilo general debería mantenerse coherente.
Son pequeños gestos que hacen que el comedor se sienta más armónico.
Si tu comedor es multiuso, buscá sillas que acompañen ese ritmo:
Respaldo cómodo.
Tapizados que no sufran con manchas.
Modelos fáciles de mover si hay chicos o personas mayores.
La silla también puede acompañar la vida real, no solo las fotos.
Acá tenés una tabla sencilla para ver, de un vistazo, qué aporta cada tipo de silla.
| Categoría | Durabilidad | Mantenimiento | Confort | Ideal para |
| Sillas de Algarrobo | Muy alta | Bajo | Medio | Uso diario y ambientes robustos |
| Sillas de Madera (en general) | Alta | Bajo/medio | Medio | Comedores variados |
| Sillas Modernas | Media/alta | Variable | Medio | Espacios actuales o minimalistas |
| Sillas Nórdicas | Media | Medio | Medio | Ambientes pequeños o con poca luz |
| Sillas Tapizadas | Alta | Medio/alto | Alta | Uso prolongado y comedores formales |
El algarrobo tiene una personalidad muy marcada: fuerte, cálido, duradero. Las sillas de algarrobo suelen transmitir solidez y una sensación muy hogareña.

Conviene fijarse en el sellado, en las uniones y en que la tonalidad combine con la mesa o aporte un contraste interesante. Son fáciles de mantener y envejecen muy bien.
Son las que juegan un poco más: mezclas de materiales, líneas delgadas, estructuras metálicas, tapizados inesperados.

El truco está en que el diseño no sacrifique comodidad. Si el comedor tiene un aire contemporáneo, las sillas modernas pueden ser el toque que complete la escena.
Líneas simples, madera clara, tonos neutros. Son ideales para espacios que buscan luz, calma y simplicidad visual. Funcionan muy bien en comedores chicos porque no recargan.

Eso sí, al comprar sillas nórdicas revisá que las patas sean firmes y que el asiento tenga buena estabilidad.
Cuando el confort es prioridad, las sillas tapizadas ganan siempre. Aportan suavidad, presencia y un toque más elegante.

Elegí telas resistentes y fáciles de limpiar. La estructura es tan importante como el tapizado: cuanto más sólida, más va a durar esa sensación de comodidad.
Si querés seguir leyendo sobre el tema, acá podés ver dos notas que nos hicieron en medios muy importantes como Infobae y Revista ELLE (Clarín), donde contamos tendencias, materiales y estilos que vienen marcando el diseño del comedor:
Infobae (Tendencias para el 2016)
Revista ELLE (Guia para elegir)
Elegir sillas de comedor es mucho más que mirar modelos. Es pensar en cómo vivís, cómo querés sentirte en tu casa y qué lugar ocupa el comedor en tu día a día. Las medidas, la comodidad, los materiales y el estilo ayudan a encontrar la opción que realmente encaje con tu vida.
La mejor silla no es la más cara ni la más vistosa: es la que te acompaña bien, todos los días.

Todos los precios están expresados en pesos argentinos (ARS).